miércoles, 27 de abril de 2011

DOS SEMANAS....

Se han pasado volando...
En este ultimo tiempo el tiempo se ha ido distorsionando.
A veces parece muy corto... como cuando hablamos y hablamos y hablamos  y el tiempo se desaparece como si no existiera...
A veces larguíiiiiisimo... como algunas horas de algunos viajes... especialmente las primeras, cuando recién partes; y las últimas, cuando falta un poquito para que llegues.
También las largas horas del día que queda entre tu vuelta y volver a vernos, cuando llegas tarde y cansadita.
O cuando a mi se me va el rato en el trabajo, intentando hacer las cosas mejor de lo que las hago normalmente, o incluso intentando no renegar nada durante el día.
Has escrito en una de tus hermosas cartitas que somos el uno para el otro. ¡Caray! Esa es la chica cursi de la que estoy enamorado. Y creo que es verdad, cada vez que vamos hablando y sabiendo más cosas del otro, me voy convenciendo más de eso.
Me dices en otra que te asustaba un poco idealizar... que es lo mismo que pasaba conmigo durante un tiempo, cuando tejía y destejía en mi cabeza, diciéndome que no era posible, que si, a ratos, y otros ya no tanto. Saber que no era el único de los dos en ese plan ha sido como un dulce para recordar siempre que a veces las cosas más bonitas del amor son las que no vemos, las que van dentro hasta que no se puede más. A medida que nos vamos diciendo y contando cosas, voy comprendiendo mucho más como fue el camino que nos trajo para acá. Y es algo muy rico de saber y comprender, porque me pone sonrisas en el rostro, como a tí.
Porque yo creo que la historia del cómo nos puso sonrisas en la cara.
Sé que la historia que estamos escribiendo a diario, poquito a poco, con llamadas, cafés, sangrías, parques, cigarritos y cartas, montones de ellas, nos va a poner muchas más aun.
Hay cosas en el camino que seguramente se moverán un poquito, y no creo que sepamos aún cuales son. Pero he creído desde el principio que las mejores, las fundamentales, las que están siempre con nosotros no se van a mover jamás.
Quiero que recuerdes, corazón, que eres mi motivo para sonreír; que sepas que no necesito más nada que verte para sentirme feliz, y tranquilo; que nunca olvides que lo más importante de todo siempre será saber que no hay nada del otro que nos perturbe; que la vida y sus cosas, a veces planas, a veces cotidianas, no nos va a quitar de encima este polvo de estrellas que vamos dejando caer poquito a poco, cuando nos abrazamos.
Te amo, y quizá sean dos, pero son las más poderosas palabras del mundo.

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