miércoles, 13 de abril de 2011

12 DE ABRIL, CERCA A LAS DIECIOCHO...

Todo lo que tenía imaginado se quedó corto, amor.
Cada palabra, cada idea, cada cosa que había soñado, pensado y repensando en largas conversas al teléfono mientras estabas lejos, o en noches interminables, ahora son ciertas.
Y sé -vaya que sé- lo dulces y brillantes que pueden ser tus besos, uno tras otro, como una cinta cubierta de perlas.
Y lo bien que se siente saber, sin dudas, sin miedos, sin otra cosa que sonrisas, que alguien a quien has querido tanto tiempo, a quien has buscado silenciosamente, a quien soñaste y esperaste, ha hecho a un lado mil cosas, y está por fin contigo, tan cerca que parecen uno solo.
Nunca más en la silla del frente -aunque a veces podría suceder, hihihi- nunca más una miradita velada para luego hacer huir mi par de ojos para que no te des cuenta de cuánto te miro. Nunca más una mano pensando en coger la tuya sin saber si la quitarás de pronto.
¿Sabes? Sentir mientras te beso un suspirito de cuando en cuando, como me estrechas, como me miras... ¡Dios! Ahora sí estoy que tiemblo... en algún momento, y lo sabes, pensé que no sentías nada por mí. Cuando empecé a ver entre líneas, en las cosas que me dejaste ver hace unas semanas, sin embargo, empecé a darme cuenta no sólo de que sí había -definitivamente hay más de lo que imaginé, y eso me trae de vuelta y media- sino que eras más tierna y dulce de lo que imaginé alguna vez.
Me decía a veces: "mataría por que fuera así, o asá", las cosas que uno se dice de vez en cuando mientras deja volar la imaginación... yo tuve un rato de esos sobre ti. Más de uno, en realidad. Esos ratitos en que no quieres tener en la cabeza nada ni nadie más que esa persona. Nadie más que a tí...
Creo que son los momentos en los que te enamoras... profunda, silenciosa, calladamente. Y de veras, a veces idealizas a la persona, y piensas luego, en los momentos más "cuerdos" -vil, vil mentira esa de la cordura- que puedes estarte exagerando la figura, y que no puede ser así... ¡mentira! Quien piense eso puede ponerse en mi piel ayer, de cabo a rabo y decirme si no siente que se estremece.
Ahora viene la realidad, lo que sabíamos que vendría: el trabajo y la distancia, y creo que de alguna manera nos da algo de miedito... 
Y me vino una idea a la cabeza... si me dejas decirlo así, nos enamoramos de lejos, tu a un lado, yo al otro, por llamada telefónica, por mensaje de texto, tú en otra parte, en tu camita, haciendo mazamorras por teléfono, hablando conmigo mientras estaba enfermo, en Chivay, en Camaná, en el Cusco, en Lima, en la carretera, en un matrimonio...
Ya sabemos de distancia, de tiempo lejos, de nostalgia... y no sólo sobrevivimos. Aprendimos a querernos en el camino. Sé que vamos a hacerlo más grande, y más bonito, y más tierno y entrañable. Y veremos que la distancia puede acortarse, y los tiempos hacerse estrechos cuando pensamos que alguien espera que cada noche, en cualquier lugar, el otro duerma con una sonrisa más grande que cualquier carretera, y cualquier separación.

Me has curado el corazón, Andy. Lo has curado.

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