jueves, 19 de mayo de 2011

LA DISTANCIA...

Hace poquito nos vimos. Habían pasado un poquito más de treinta días de estar juntos.
Estar. Es una manera curiosa como terminamos llamando a las cosas. Uno le dice a una chica -o a un chico- para estar. Estar aquí o allá tiene que ver, creo yo, con la cercanía física, con tener al otro delante de uno la mayor parte del tiempo posible.
Casi todos, creo, tienen una forma de mantenerse cerca cuando "están". Eso incluye obviamente verse mucho durante todo el tiempo que puedan. Y yo sé que a nosotros se nos complica eso un poquito, por la cuestión de la distancia.
Sin embargo, aprendí a verla, a ella, con ojos más clementes... porque comprendo que la tendré ahí durante un tiempo. Me deja escribirte, y sentirme como uno de esos soldados que se iban durante años a pelear guerras ajenas o propias y sólo tenían cartas para mantener vivo al amor... el famoso amor.
Aunque eres tú quien va, y yo quien espera, ansioso, verte un poco cada cierto tiempo.
Hay algo viejo que leerás luego -esa cartita antigua de la que te hablé- pero puedo adelantarte algo ahora. No fue pensado por la distancia real -la de los viajes- sino para la que estaba entonces, entre el amor de hoy y los sueños del verano...
"... Creo que de alguna manera me quieres un poquito. Y que extrañas tomarte un café con Enrique, que llega tarde, y te hace esperar, y quisiera quererte la mitad.
Y que pudieras leer entre líneas cuando te dice o te escribe algo que puede parecer inocente.
... Enrique te quiere. Te quiero, y es muchísimo. Casi todo lo que le cabe en el corazón, o la mente, o el bolsillo del saco, o donde quiera que estés.
Ahora me guardo un pedacito para mí. El pedacito que me quiere a mí, como yo a tí.
Y quiero que ese pedacito esté conmigo. Aunque podría irse, si de repente me quieres como yo te quiero a tí.
Entonces, pues mi corazón, herido y hecho pedazos, se sentirá feliz, y bueno: se curará. Lo habrás curado."
Lo has curado. Lo has curado de distancia y de penas. Le has dejado la alegría de sentirte a mi lado, aunque hablemos por teléfono en lugar de hacerlo de frente. Con todo, el teléfono ha hecho algo adicional. He aprendido a amar como nunca una voz, la tuya, que me llena de alegría cuando la escucho, del otro lado.
Te he dejado muy poco para leer en éste rojito y tuyo. Prometo dejarme de flojeras y hacerlo cada nada, que es exactamente cuando quiero escribirte.
Te amo, Andy.

jueves, 12 de mayo de 2011

UN MES DE ANDY Y MALTES...

Hace un mes, hoy...
Hace un mes, éste chico rojito y tuyo no existía... y lo que está entre los dos iba a nacer, o mejor dicho, iba a hacerse oficial, por usar una palabra ajena y torpe, pero bueno. Palabra al fin.
Palabras son lo que ha habido por montones, desde hace tiempo, y hoy tengo algunas para decirte.
Éste es mi post del primer mesversario.


Te amo, Andrea, porque sonríes con tantas ganas que no puedo dejar de hacerlo yo mismo. Porque has hecho que mi vida tenga luz, una que quiero conservar para siempre.
Te amo porque te quedas calladita y luego te sonrojas cuando te digo que te amo, y por qué.
Te amo porque me abrazaste esa tarde de doce, con tanto cariño que nada más pasaba alrededor. Porque tu manita dulce y suave en mi rostro fue exactamente como la esperaba.
Te amo porque estás haciendo realidad mis sueños, porque eres la mujer tierna y magnífica  que siempre imaginé, porque me pides perdón por parecer fría en el teléfono.
Porque una palabra tuya hace mis noches más cálidas, y mis momentos, todos, dulces y memorables.
Porque quiero tener más momentos dulces, porque siento que te necesito para respirar a ritmo.
Te amo porque eres, porque sabes que lo hago, porque tu sabor es el que esperaba.

O como decía el tal Neruda..

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde, 
te amo directamente sin problemas ni orgullo: 
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres, 
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía, 
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

jueves, 5 de mayo de 2011

PORQUE TE EXTRAÑO...

Te escribo mi amor. Pero no te escribo porque te extraño.
Te escribo porque te amo. Porque no puedo creerme que hace tan poco como un mes no te lo decía todos los días, en todas las formas que pueden ocurrírseme.
Porque no creo que no te escribiera casi todos los días para decirte las cosas que me pasan por la mente, por el corazón y por cada parte de mí.


Porque ahora mismo, mientras te escribo, recuerdo cada palabra; y especialmente las palabras dulces que me regalaste esta noche, justo antes de dormirte en una cama a 165 kilómetros de la mía . Esas palabras dulces que no puedo repetir porque son todas tuyas, porque son dulces únicamente desde tus labios,dulces como son, porque son la dulzura en el cuerpo de la mujer que amo.
Porque eres la mujer que amo. Porque no podría seguirme negando decírtelo cada vez que pueda, ni una hora más.

Porque te extraño me pongo un tanto melancólico a veces, queriendo que estés aquí, queriendo estar donde tu estás. Queriendo ir contigo a todas partes, verte en todas partes, sonreír mientras te veo porque el simple hecho de que existas me hace extremadamente feliz y dichoso.
Soy un hombre dichoso porque cojo tu mano cuando andamos juntos, porque puedo robarte un besito cuando me levanto de una mesa. Porque veo chispitas en tus ojos cuando me miras, y no puedo creer que sean mías, como tus besos, tus manos, tus abrazos y las palabras dulces.
Como no puedo creer que no hayan sido siempre tuyos mis besos, mis abrazos y todo mi amor.

Porque te extraño te digo que no quiero extrañarte mucho tiempo más. No porque no quiera sentirte cerca aunque estés un tanto lejos.
Es porque quiero que sepas ahora, de una vez, que nunca estás lejos si estás en mi mente cada momento, porque todos los momentos son tuyos.


domingo, 1 de mayo de 2011

DE VIAJE JUNTOS...

No, no es que hayamos partido juntos del mismo lugar, subido a dos asientos juntos ni llegado a un sitio en el mismo momento. Aún no.
Pero sí es cierto que de alguna manera estamos viajando juntos desde hacen un tiempo.
El teléfono puede ser una manera, es obvio. Pero creo que de alguna manera algunas cosas cambiaron cuando las primeras cartas llegaron a tu bolso de viaje, hace un poco más de un mes.
Me acuerdo de las primeras que te dejé. Estaba muy preocupado cuando te la leí por teléfono, cierta noche, pero bueno, en esa noche muchas cosas fueron dichas
Pensaba muy dentro mio: ¿Que creerá? ¿Pensará que es demasiado? Ahora sé que no, y por eso te escribo todo lo que puedo... pero entonces tenía miedo de ahuyentarte con un particular exceso de entusiasmo.
(Recuerdo más atrás aún cierto cuadernito de forros rojos que tal vez conozcas algún día... ahí te escribí algunas cosas también. Pero las fundamentales, las que ha hecho camino, las tienes todas en tus manos, o las has leído en April, terminadas o no.)
Es a través de esas letritas sencillas que viajamos juntos. Es con palabras puestas una junto a otra que me meto en tu bolsa de viaje, y tú estás sentada junto a mí en mi oficina todos los días. Extraño tu voz tanto como a tí cada día, por todas las horas que no podemos hablarnos mientras trabajas y trabajo. Pero algunas letras salpicadas en un papel o el monitor de una computadora son compañeras permanentes, que no están solamente para recordarnos cuanto nos amamos.
Están ahí para darnos sonrisas, para hacernos sentir nuevos, para no olvidar jamás como fue que comenzó esta aventura maravillosa que apenas ha cumplido 20 días hoy.
Por las cartas, y los mensajitos de texto, por los Bs.Ds. y un te quiero en las pantallas de pocas pulgadas, por el papel doblado y las hojitas escondidas en un computador.
Por esas te amo... por esas siento que sonríes donde quiera que estés.
Por esas es que viajamos juntos...